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miércoles, 13 de abril de 2011

ELLA



Ella:(canta) la cuestión no esta en ir, sino en venir
        Desde hace mucho tiempo sabía
        Que algún día me tocaría a mí
        Pero eso si,
        Mientras menos mueran de los nuestros mejor.
        No es miedo a ala muerte,
        Le doy mi cuerpo a la parca indiferente
        Solo es querer que estén mas a la hora del triunfo,
        Uno siempre debe procurar no morir de último.

(Cuando Ella deja de cantar se apaga la luz de atrás y se enciende una frontal roja que la ilumina completamente, al papel que rojo que cubre la bombilla se le ha pegado barras verticales para que la proyección de la luz se refleje como barrotes de una celda.
Ella se levanta lentamente, esta despeinada, con el maquillaje corrido, le falta un zapato, tiene la cara y los brazos cortados, recoge una pequeña botellita se sacol del suelo y aspira repetidamente, se acurruca, orina y vuelve a aspirar.)

Ella: Yo no hice nada, no herí a nadie; es una exageración de aquellos que se empeñan en acusarme, pero no herí a nadie ¡cuantas veces tendré que repetirlo¡ únicamente forcejee con un policía infeliz que se encapricho con impedirme el paso. Antes nunca me había ocurrido algo parecido, y siempre había disfrutado sin problema de mi fantasía favorita, a la que tengo derecho, después de todo la que se expone soy yo, yo soy la que sueña, y en estos asuntos uno puede darle rienda suelta a sus caprichos; hasta donde yo se todo esta permitido, un mujer puede vestirse de lo que quiera y sentarse a observar como la miran, no entiendo porque, entonces, de un momento a otro, han aparecido policías en un lugar que hasta hace poco era un reducto de libertad, donde cada quien se complacía a si mismo en sus caras ilusiones.

Desde el primer momento en que el tipo aquel me vio se empeño en estorbarme, y como quiera que luego amenazo con agredirme si no me alejaba del sitio, yo, en enérgica respuesta, lo empuje, si es cierto, lo empuje fuerte, me equivoque, fue solo una reacción, no tuve en cuenta lo mal intencionados que son esos sujetos cuando cargan algo con que matar. Y me fui, lo deje, tal vez ofendido, tal vez excitado, pero nunca herido; y fue entonces que, sin ningún impedimento procedí al disfrute, quizás con más gozo de mi fantasía. Me fui caminado a mi casa, por una calle muy transitada, los carros pitaban, las mujeres con sus esposos agarradas del brazo se cambiaban de acera, yo sonreía de placer, y su rechazo incrementaba el contoneo de mis caderas, eso era todo. Y creí que allí terminaba el caso, pero por lo visto, no era así, el policía me venia siguiendo lentamente, sigilosamente, asegurándose que cada vez fuera menor el numero de civiles y no civiles (se ríe) y que la luz fuera interrumpida por la arquitectura del sitio y por los enormes árboles y sus brazos extendidos. Mi fantasía y la suya aun no llegaban a su fin, el se encargo de continuarla, para mi fortuna y nuestra desgracia, por que tan solo yo me deje llevar con libertad y entrega, el temió.

(Ella sale. Se apaga la luz de frente y de nuevo s enciende la de atrás: suena música, alguien que silva. Hay un hombre que pasa por delante de la luz, solo se ve su forma, es el policía por que tiene un bolillo en las manos, se para en el marco de la puerta y mira a ambos lados. Sale.
Entra Ella, pasa por delante de la luz, como quien camina hacia su casa, el la sigue; ella pasa de nuevo y el la sigue, pero esta vez esta mas cerca; ella pasa de nuevo y el policía ya casi le da alcance, ella pasa de nuevo y el la agarra fuertemente por el brazo, ella no se asusta, sabía que le venia atrás)

POLICIA: entonces que sucia, ¿muy altanerita?, ¿creyó que se iba a ir así no más?
(Se apaga la luz de atrás y se enciende una blanca frontal) ¡Haber! una requisa, abra las piernas. (Le abre las piernas con el bolillo y le levanta las manos, ella esta parada como si estuviera contra una pared. El la examina, la toca lascivamente por todas partes, se burla: constantemente el policía esta mirando hacia ambos lados de la calle, esta evidentemente asustado y excitado)

ELLA: (amenazante) no me toque o me corto (el oficial se detiene, sonríe)

POLICIA: (con sarcasmo) ¿Cómo?  (Le alza la cara con la punta del bolillo)

ELLA: (mirándolo directamente a los ojos, desafiante) no me toque o me corto

POLICIA: no oí bien cariño (susurrando)

ELLA: (habla difícilmente ahogada, directamente a los ojos) no me toque o me corto

POLICIA: ¡callejera de mierda¡ (le golpea la cara) ¿me esta amenazando?
                                                                                       
ELLA: (tratando de soltarse con fuerza) no me toque o….. (El policía le descarga un     bolillazo en el muslo, ella cae de rodilla, el policía la mira con satisfacción y con intención de seguirla golpeando)                        

POLICIA: ¿Quién se creyó que era? Costal de infecciones, (ella aun en el suelo con la cabeza gacha, sus manos transmiten la sensación de gran placer) ¡levántese¡ (Ella se va levantando lentamente y va sacando una cuchilla de alguna parte de su vestido, se la muestra al policía y este retrocede asustado) bote eso o la parto maricóna (levanta el bolillo, pero antes que pudiera impedirlo, ella se acuchilla la cara y los brazos, en una actitud orgásmica, de inmenso placer. la sangre corre, el policía se queda petrificado, asustado, sin saber que hacer y grita ¡no¡ ¡no¡ ¡no¡, se apagan las luces)

Fin.

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